Revue de réflexion politique et religieuse.

Cris­tia­nis­mo y des­ci­vi­li­za­ción de Euro­pa

Article publié le 19 Mar 2009 | imprimer imprimer  | Version PDF | Partager :  Partager sur Facebook Partager sur Linkedin Partager sur Google+

Dal­ma­cio Negro Pavón [1931] es his­to­ria­dor de las ideas y de las for­mas polí­ti­cas, suges­ti­va dis­ci­pli­na de ins­pi­ra­ción ger­ma­ni­zante, en cuyo desem­peño suce­dió a su maes­tro, Luis Díez del Cor­ral [1911–1998], en la cáte­dra com­plu­tense. Esta cáte­dra, ya extin­gui­da ((O « amor­ti­za­da », según el cíni­co len­guaje de los buro-peda­go­gos (bureau-péda­gogues). Sobre estos pobres dia­blos, que tan « alto concep­to tie­nen de si mis­mos », y sobre los pro­fe­sores uni­ver­si­ta­rios, trans­for­ma­dos en « inves­ti­ga­dores » y « agentes del cam­bio » por la men­cio­na­da buro­cra­cia –cuyas dádi­vas per­si­guen rel­le­nan­do for­mu­la­rios y escri­bien­do papeles, pues « todo el mun­do tiene que inves­ti­gar, aunque no sepa qué ni para qué y carez­ca de toda clase de cri­te­rios»–, véase D. Negro, Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo. Madrid, Unión Edi­to­rial, 2004, pp. 131–32. )) , ha sido has­ta 2001, año jubi­lar del pro­fe­sor Negro, un pun­to de refe­ren­cia para el pen­sa­mien­to polí­ti­co libe­ral hispá­ni­co. Par­ti­cu­lar­mente en los difí­ciles años cua­ren­ta, impre­gna­dos de la retó­ri­ca auto­ri­ta­ria nacio­na­lis­ta, y en los ochen­ta, la déca­da de las pur­gas silen­cio­sas y legales que los gobier­nos socia­lis­tas de la épo­ca decre­ta­ron en las Uni­ver­si­dades del Esta­do. Negro Pavón, de arrai­ga­das convic­ciones libe­rales y cató­li­cas, no sólo ignoró los envites admi­nis­tra­ti­vos de aquel­los gobier­nos anti­li­be­rales, pres­crip­tores del actual, sino que además ha veni­do trans­mi­tien­do a sus alum­nos y discí­pu­los –una nue­va gene­ra­ción de uni­ver­si­ta­rios aje­na a los pre­jui­cios de la cultu­ra izquier­dis­ta pre­do­mi­nante–, una for­ma de pen­sar o inqui­rir en la rea­li­dad acen­tua­da­mente polí­ti­ca. Freund [1921–1993] la llamó visión maquia­ve­lia­na. Tam­bién nos ha enseña­do la pasión por el escla­re­ci­mien­to del sis­te­ma de jerar­quías pro­pio de la cultu­ra euro­pea y, en gene­ral, de todo aquel­lo que, siguien­do al filó­so­fo Alfred North Whi­te­head [1861–1947], suele deno­mi­nar las impor­tan­cias ((Véase Modes of Thought. Six lec­tures deli­ve­red in Wel­les­ley Col­lege, Mas­sa­chu­setts, and two lec­tures in the Uni­ver­si­ty Chi­ca­go. Nue­va York, The Mac­mil­lan com­pa­ny, 1938 (nue­va ed. 1985).)) . Esto mis­mo sigue sien­do el conte­ni­do de su magis­te­rio actual en la Uni­ver­si­dad San Pablo de Madrid.

Dal­ma­cio Negro ha desar­rol­la­do una impor­tante obra his­to­rio­grá­fi­ca ((Dal­ma­cio Negro es autor de seis libros, de más una vein­te­na de edi­ciones de tex­tos clá­si­cos polí­ti­cos y de varios cen­te­nares de artí­cu­los, en revis­tas espe­cia­li­za­das y en la pren­sa dia­ria, medio al que ha dedi­ca­do cin­co años escri­bien­do una enjun­dio­sa colum­na sema­nal en el per­ió­di­co La Razón (1999–2004). De todo ello se dirá algo más ade­lante. Por otro lado, la posi­ción inte­lec­tual de Negro Pavón, en una pers­pec­ti­va abar­ca­do­ra de toda su obra, resul­ta ser conver­gente con la de Gon­za­lo Fernán­dez de la Mora [1924–2000]. Jun­to a estos dos, Álva­ro d’Ors [1915–2004] com­ple­ta la tri­logía de los escri­tores polí­ti­cos más des­ta­ca­dos del pano­ra­ma de la dere­cha inte­lec­tual españo­la de la III Res­tau­ra­ción, la del régi­men des­po­li­ti­za­dor de 1978. Su esca­so ascen­diente sobre una opi­nión públi­ca ado­ce­na­da no debe pre­juz­gar la tras­cen­den­cia de su pen­sa­mien­to.))  en la que des­ta­ca su voca­ción por enca­rar los pro­ble­mas del tiem­po pre­sente. Si hubié­se­mos de pre­sen­tar esquemá­ti­ca­mente su pen­sa­mien­to, sería sin duda una bue­na aproxi­ma­ción orde­nar sus escri­tos tenien­do en cuen­ta su (a) inti­mi­dad filosó­fi­ca con la his­to­ria, mar­ca espi­ri­tual de su gene­ra­ción ; su contri­bu­ción a (b) la his­pa­ni­za­ción de la tra­di­ción libe­ral, conti­nua­ción del magis­te­rio de su men­tor Díez del Cor­ral, y © la feno­me­no­logía del Esta­do, el más per­so­nal de sus empeños inte­lec­tuales. Esti­ma­mos nece­sa­rias algu­nas pre­ci­siones al res­pec­to, pues de lo contra­rio, podría pare­cer al lec­tor que el últi­mo de sus libros, Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo, es un ensayo excén­tri­co al núcleo de su obra ((Por lo demás, la teo­logía polí­ti­ca, que consti­tuye una de las líneas de ataque de este libro, es un asun­to recur­rente en el autor. Véanse : D. Negro, « El pro­ble­ma de la Teo­logía polí­ti­ca a propó­si­to del nue­vo cate­cis­mo », en VV. AA., Estu­dios sobre el Cate­cis­mo de la Igle­sia Cató­li­ca. Madrid, AEDOS – Unión Edi­to­rial, 1996 ; y « Onto­logía de la dere­cha y la izquier­da. Un posible capí­tu­lo de teo­logía polí­ti­ca », en Anales de la Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas, LI, nº 76, 1999.)) .

Estas pági­nas, que des­ta­can sobre el des­ca­fei­na­do [ la pla­ti­tude du] pano­ra­ma inte­lec­tual español, han conci­ta­do la aten­ción de los sec­tores cató­li­cos españoles más com­pro­me­ti­dos con la proyec­ción públi­ca de su fe, al menos de aquel­los en los que todavía no ha hecho mel­la « la iner­cia, la fal­ta de coraje, el confor­mis­mo, el desá­ni­mo y la deso­rien­ta­ción de las Igle­sias docentes » ((Véase D. Negro, op. ult. cit., p. 14.)) ; pero tam­bién ha inter­esa­do mucho a no pocos lec­tores lai­cos, « unos por razón de fe, otros por ins­tin­to de conser­va­ción » ((Véase D. Negro, op. ult. cit., p. 15.)) , cate­gorías que el autor uti­li­za curio­sa­mente para refe­rirse, sin men­cio­nar­la, a la reac­ción de una parte de los españoles ante la insen­sa­ta polí­ti­ca anti­cató­li­ca del gobier­no. Esto es : aco­so pre­su­pues­ta­rio (cues­tio­na­mien­to del actual sis­te­ma de finan­cia­ción de la Igle­sia, el cual per­mite a los fieles des­ti­nar a su sos­te­ni­mien­to, libre y volun­ta­ria­mente, una míni­ma parte de su cuo­ta fis­cal); aco­so pedagó­gi­co (deva­lua­ción de la enseñan­za de la reli­gión cató­li­ca en los cole­gios, equi­parán­do­la a la enseñan­za del Islam, consi­de­ra­da tam­bién « reli­gión de noto­rio arrai­go », sic); aco­so consti­tuyente (trans­for­ma­ción del prin­ci­pio polí­ti­co de la acon­fe­sio­na­li­dad del Esta­do en lai­cis­mo); y aco­so legis­la­ti­vo (pre­ten­sión de ampliar los supues­tos del abor­to ; proyec­to de ley auto­ri­zan­do los « matri­mo­nios homo­sexuales » con « dere­cho » a adop­tar niños ; revi­sión de los Acuer­dos Igle­sia-Esta­do de 1979). Com­pen­dio de todo ello es la hos­ti­li­dad cultu­ral (Kul­tur­kampf) de la sec­ta guber­na­men­tal hacia la tra­di­ción cató­li­ca nacio­nal, ele­men­to tectó­ni­co en la his­to­ria de España pero que los inte­lec­tuales a suel­do del esta­blish­ment sue­len pre­sen­tar, pro­pa­gandís­ti­ca­mente, como un epi­so­dio super­fi­cial, acci­den­tal, epi­dér­mi­co ((Con razón ha vis­to Dal­ma­cio Negro que, en estas cir­cuns­tan­cias, a una razón reli­gio­sa ele­men­tal (defen­sio fidei) se super­pone, en muchas gentes de sen­ti­do común, una razón polí­ti­ca prác­ti­ca : la volun­tad de defen­der tam­bién un modo de vida valio­so, del cual es un ingre­diente muy impor­tante la reli­gión de los padres. En España, por cier­to, la pasión anti­cató­li­ca y la manía lai­cis­ta apa­re­cen siempre mez­cla­das con las acti­vi­dades masó­ni­cas. De enorme inter­és : César Vidal [1958], Los masones. Bar­ce­lo­na, Pla­ne­ta, 2005. Tam­bién Ricar­do de la Cier­va [1926], La maso­nería invi­sible. Madrid, Fénix, 2002. )) .

La inti­mi­dad filosó­fi­ca con la his­to­ria

Es carac­terís­ti­co de los uni­ver­si­ta­rios españoles, maes­tros y discí­pu­los, del ter­cio medio del siglo XX lo que Pedro Laín Entral­go [1908–2001] llamó la « inti­mi­dad con la his­to­ria ». Las cien­cias huma­nas, en par­ti­cu­lar des­pués de la Guer­ra civil, se vie­ron en España some­ti­das a un pro­ce­so tan inten­si­vo como fecun­do de his­to­ri­fi­ca­ción. Se acu­sa así reci­bo del choque con la his­to­ria, que en Ale­ma­nia tuvo como capitán a Wil­helm Dil­they [1833–1911]. El invo­lun­ta­rio patrón hispá­ni­co de ese vas­to movi­mien­to, asun­to que, por cier­to, a nadie se le ha ocur­ri­do estu­diar sis­temá­ti­ca­mente, fue el filó­so­fo cató­li­co Xavier Zubi­ri [1898–1983]. Pre­ci­sa­mente, los ecos de su bellí­si­mo ensayo de 1944 sobre « El acon­te­cer huma­no » todavía pue­den escu­charse en España en escri­tores como Dal­ma­cio Negro ((Véase X. Zubi­ri, « El acon­te­cer huma­no. Gre­cia y la per­vi­ven­cia del pasa­do filosó­fi­co », en Natu­ra­le­za, His­to­ria, Dios. Madrid, Alian­za Edi­to­rial, 1987. Cfr. D. Negro, Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo, p. 202.)) .
En la obra de Negro Pavón apa­re­cen tren­za­das, desde sus pri­me­ros tra­ba­jos, las incur­siones hacia la his­to­ria de las ideas, la his­to­ria del Esta­do y las trans­for­ma­ciones de lo que ha deno­mi­na­do « modos del pen­sa­mien­to polí­ti­co » ((Sobre esto resul­ta de gran inter­és D. Negro, « Modos del pen­sa­mien­to polí­ti­co », en Anales de Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas, XLVIII, nº 73, 1996. Su visión de los modos de pen­sar que deno­mi­na « ecle­siás­ti­co-polí­ti­co » y « esta­tal », de sus diver­gen­cias en los albores de la Edad moder­na y, por últi­mo, de la esta­ti­fi­ca­ción del pen­sa­mien­to ecle­siás­ti­co durante el últi­mo siglo, consti­tuye una ori­gi­nal aproxi­ma­ción a los pro­ble­mas de la Igle­sia contem­porá­nea. )) . El pro­fe­sor madri­leño ha tra­du­ci­do y ano­ta­do, sobre todo durante los años 70, impor­tantes obras polí­ti­cas como De la demo­cra­cia en Fran­cia de Fran­çois Gui­zot [1787–1874], La físi­ca social de Auguste Comte [1798–1857], o La consti­tu­ción de Ale­ma­nia de Georg W. F. Hegel [1770–1831]. Mas no deben olvi­darse sus edi­ciones de John Stuart Mill ((Val­ga como ejem­plo su edi­ción de J. S. Mill, Sobre la liber­tad y Comen­ta­rios a Toc­que­ville. Madrid, Espa­sa-Calpe, 1991.))  [1806–1873], per­so­naje tras­cen­den­tal en la his­to­ria de las ideas, pues es el gozne alre­de­dor del cual el libe­ra­lis­mo clá­si­co es « socia­li­za­do » por el huma­ni­ta­ris­mo de la segun­da mitad del siglo XIX, has­ta hacer de él, como pre­ten­die­ron Eduard Bern­stein [1850–1932] y otros social­demó­cra­tas, una suerte de socia­lis­mo imper­fec­to. De hecho, Negro Pavón se ocupó en su pri­mer libro, pre­ci­sa­mente, de la encru­ci­ja­da inte­lec­tual de Mill hijo ((Véase D. Negro, Libe­ra­lis­mo y socia­lis­mo. La encru­ci­ja­da inte­lec­tual de Stuart Mill. Madrid, Ins­ti­tu­to de Estu­dios Polí­ti­cos, 1975.)) . Le siguió un estu­dio sis­temá­ti­co de la filo­sofía com­tea­na ((Véase D. Negro, Comte. Posi­ti­vis­mo y revo­lu­ción. Madrid, Cin­cel, 1985.)) . A par­tir de ese momen­to, la his­to­rio­grafía de las ideas fue cedien­do en él la vez a los pro­ble­mas plan­tea­dos por la for­ma polí­ti­ca esta­tal ((Mas no por ello aban­do­na la his­to­rio­grafía de las ideas, en él vin­cu­la­da siempre al estu­dio de los escri­tores polí­ti­cos más rele­vantes. Véanse D. Negro (edi­tor), Estu­dios sobre Carl Schmitt [1888–1985]. Madrid, Fun­da­ción Cáno­vas del Cas­tillo, 1986 ; « Pró­lo­go » a Ber­trand de Jou­ve­nel [1903–1987], Sobre el poder. Madrid, Unión Edi­to­rial, 1998 ; « Mon­tes­quieu, Kri­ti­ker des Wohl­fahrtss­taates avant la lettre », en Paul-Lud­wig Wei­nacht [1938] (edi­tor), Mon­tes­quieu 250 Jahre ‘Geis der Gesetze’. Bei­träge aus Poli­ti­scher Wis­sen­schaft, Juris­pru­denz und Roma­nis­tik. Baden-Baden, Nomos Ver­lag­sge­sell­schaft, 1999.)) . Tuvo que influir en la modu­la­ción de su acti­tud el estu­dio de Leo­pold von Ranke [1795–1886], cuyo libro magis­tral Sobre las épo­cas de la his­to­ria moder­na ((Madrid, Edi­to­ra Nacio­nal, 1981.))  tra­du­jo y pro­logó amplia­mente. De Ranke pro­ce­den sin duda los pre­con­cep­tos que sus­ten­tan su teoría histó­ri­co-polí­ti­ca : la « ocu­la­ri­dad » como carac­terís­ti­ca del saber pro­pio de los his­to­ria­dores y la pre­sun­ción de que la his­to­ria polí­ti­ca es la his­to­ria par excel­lence ((El his­to­ria­dor, para Ranke, ha de ser ganz Auge, « todo ojos ». Pro­fun­do cono­ce­dor de la his­to­ria del Papa­do, Ranke vio la his­to­ria de Euro­pa como la his­to­ria de las cin­co grandes naciones reco­no­ci­das en el Conci­lio de Constan­za en 1414 (Fran­cia, Ingla­ter­ra, España, Ale­ma­nia e Ita­lia).  Uno de sus concep­tos más polé­mi­cos, sobre todo por su explo­ta­ción nacio­na­lis­ta, es el de Gran poten­cia (Gross Macht). El influ­jo de Ranke en España ha sido tardío, pero ni mucho menos des­pre­ciable ; véase la expo­si­ción de J. Moli­na, « Javier Conde y Leo­pol­do Ranke », en Empre­sas Polí­ti­cas, nº 1, 2002. En fran­cés : L. von Ranke, His­toire des Osman­lis et de la monar­chie espa­gnole pen­dant les XVIe et XVIIe siècles. París, Débe­court, 1839 (18452ª, 18732ª); His­toire de France, prin­ci­pa­le­ment pen­dant le XVIe et le XVIIe siècle. París, F. Klinck­sieck, 1854–1889, 6 vol.; y His­toire de la papau­té pen­dant les sei­zième et dix-sep­tième siècles. París, Robert Laf­font, 1986.)) .
La inves­ti­ga­ción sobre la Esta­ta­li­dad es abor­da­da por Negro Pavón desde una doble pers­pec­ti­va. Por un lado, se ocu­pa de la sin­gu­la­ri­dad de la for­ma polí­ti­ca españo­la, la Monar­quía hispá­ni­ca, enfren­ta­da agó­ni­ca­mente al Leviatán euro­peo. De otro, sus tra­ba­jos consti­tuyen tam­bién, en sen­ti­do estric­to, una his­to­rio­grafía del Esta­do como for­ma polí­ti­ca de la moder­ni­dad euro­pea.

Un libe­ra­lis­mo his­pa­ni­za­do

El modo de pen­sar polí­ti­co de Negro Pavón atiende a las deter­mi­na­ciones impe­rio­sas (natu­rales) de lo polí­ti­co, pero al mis­mo tiem­po es consciente de las posi­bi­li­dades abier­tas por la concep­ción euro­pea de la polí­ti­ca, la del rea­lis­mo polí­ti­co, acti­tud espi­ri­tual que en su concep­to resul­ta equi­va­lente a la tra­di­ción libe­ral ((Sobre la afi­ni­dad entre rea­lis­mo polí­ti­co, neo­ma­quia­ve­lis­mo y libe­ra­lis­mo conser­va­dor pue­den verse las muy inter­esantes aco­ta­ciones de Sébas­tien de la Touanne, Julien Freund, pen­seur ‘machia­vé­lien’ de la poli­tique. París, L’Harmattan, 2004, espec. pp. 38–39 y 331–21.)) . Lo polí­ti­co, en este sen­ti­do, es un haz de posi­bi­li­dades entre las que elige la polí­ti­ca, recha­zan­do unas y desar­rol­lan­do otras. En uno de sus libros más impor­tantes, La tra­di­ción libe­ral y el Esta­do, que consti­tuye su dis­cur­so de ingre­so en la Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas ((La tra­di­ción libe­ral y el Esta­do.  Dis­cur­so leí­do el día 8 de mayo de 1995 en el acto de su recep­ción como aca­dé­mi­co por el Exc­mo. Sr. D. Dal­ma­cio Negro Pavón y contes­ta­ción del Exc­mo. Sr. D. Gon­za­lo Fernán­dez de la Mora. Madrid, 1995. Reim­pre­sión : Madrid, Unión Edi­to­rial, 1995.)) , ha exa­mi­na­do la tra­di­ción libe­ral a par­tir de las apor­ta­ciones que, en su opi­nión, la han fun­da­do : la tra­di­ción polí­ti­ca de Gre­cia, la tra­di­ción jurí­di­ca de Roma y la tra­di­ción cris­tia­na del gobier­no limi­ta­do ((La preo­cu­pa­ción por los ele­men­tos de la cultu­ra euro­pea es una constante en su obra, deu­do­ra tam­bién en este pun­to de los estu­dios pre­cur­sores de Díez del Cor­ral. Véanse D. Negro, « El carác­ter pragmá­ti­co de la cultu­ra euro­pea y sus ele­men­tos », en VV. AA., Estu­dios histó­ri­cos. Home­naje a los pro­fe­sores José María Jover Zamo­ra y Vicente Pala­cio Atard. Madrid, Uni­ver­si­dad Com­plu­tense, 1991 ; «¿Qué Euro­pa ? ¿Qué España ? », en Anales de la Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas, vol. LIII, nº 78, 2001, y « Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo », en Anales de la Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas, vol. LV, nº 80, 2003. En este últi­mo tex­to, amplia­mente desar­rol­la­do, tiene su ori­gen el libro del mis­mo títu­lo del que aquí nos ocu­pa­mos. Sobre Díez del Cor­ral : D. Negro, « La obra y el pen­sa­mien­to histó­ri­co-polí­ti­co de Luis Díez del Cor­ral », en Anales de la Real Aca­de­mia de Cien­cias Morales y Polí­ti­cas, LIV, nº 79, 2002.   )) . Con res­pec­to a esto últi­mo no carece de inter­és recor­dar que como reac­ción ante la concen­tra­ción esta­tal del poder que comien­za a ges­tarse en la Baja Edad media, « comenzó a meta­mor­fo­searse la idea de ori­gen ecle­siás­ti­co de que todo gobier­no tiene que ser limi­ta­do, en especí­fi­ca­mente libe­ral » ((Véase D. Negro Pavón, La tra­di­ción libe­ral y el Esta­do, p. 126.)) . Que estas ideas pren­die­ran anti­ci­pa­da­mente en los ambientes pro­tes­tantes tiene que ver, según el autor, con los avances de la Esta­ta­li­dad en los Prin­ci­pa­dos que se jus­ti­fi­can polí­ti­ca­mente por la confe­sión de la fe refor­ma­da. Aho­ra bien, la tra­di­ción libe­ral, al inci­dir sobre ella el Esta­do, la for­ma polí­ti­ca genui­na­mente moder­na, ha expe­ri­men­ta­do notables alte­ra­ciones. Pue­den dis­tin­guirse por ello dos grandes fami­lias libe­rales, diver­gentes a todos los efec­tos : el libe­ra­lis­mo polí­ti­co, de tra­di­ción anglo­sa­jo­na, y el libe­ra­lis­mo rega­lis­ta, de impron­ta fran­ce­sa, dife­ren­cia­dos por su acti­tud, nega­ti­va en el pri­me­ro, pro­clive en el segun­do, ante el des­pliegue de los prin­ci­pios fun­da­men­tales de la Esta­ta­li­dad (sobe­ranía y neu­tra­li­dad). La tesis de Negro Pavón es que desde la Revo­lu­ción fran­ce­sa, si bien las bases que­da­ron esta­ble­ci­das con Tho­mas Hobbes [1588–1679] ((El autor ha dedi­ca­do tam­bién impor­tantes mono­grafías al filó­so­fo de Mal­mes­bu­ry : véanse D. Negro, « La ima­gi­na­ción polí­ti­ca de Hobbes », en Revis­ta de Estu­dios Polí­ti­cos, nº 215, 1977 ; y « Pró­lo­go » a T. Hobbes, Ele­men­tos de Dere­cho natu­ral y polí­ti­co. Madrid, Cen­tro de Estu­dios Consti­tu­cio­nales, 1979.))  o inclu­so antes (nomi­na­lis­mo bajo­me­die­val : Duns Sco­to [1268–1308], Guillaume d’Ockham [1285–1349]), el libe­ra­lis­mo pre­do­mi­nante ha sido el rega­lis­ta, lo cual expli­ca (aunque no jus­ti­fi­ca) el recha­zo en bloque de todo libe­ra­lis­mo. [dis­tingue le bon et le mau­vais libé­ra­lisme, le bon étant l’anglo-saxon…]
Dal­ma­cio Negro, y ello com­por­ta un méri­to extra­or­di­na­rio dadas las cir­cuns­tan­cias, ha sabi­do adap­tar a los reque­ri­mien­tos del tiem­po fini­se­cu­lar el com­plexio oppo­si­to­rum de la abs­trac­ta doc­tri­na deci­monó­ni­ca, en parte des­na­tu­ra­li­za­da por su pro­pia diná­mi­ca inter­ior. En la pro­fe­sión inte­lec­tual de Negro Pavón, el libe­ra­lis­mo adquiere dos notas carac­terís­ti­cas y, a la ver­dad, raras en los ambientes en los que dicha doc­tri­na es rei­vin­di­ca­da : (1) una pro­fun­da ten­sión polí­ti­ca, refrac­ta­ria al inge­nuo eco­no­mi­cis­mo que hoy impe­ra. A su jui­cio, el libe­ra­lis­mo úni­ca­mente tiene sen­ti­do si es pen­sa­do y eje­cu­ta­do polí­ti­ca­mente ; ello exige, en conse­cuen­cia, el sobre­sei­mien­to de todas las adhe­ren­cias mora­lis­tas ((Aunque se puede dedu­cir de sus escri­tos de crí­ti­ca de la cultu­ra, se echa en fal­ta en su obra una crí­ti­ca sis­temá­ti­ca del libe­ra­lis­mo des­po­li­ti­za­do a par­tir de J. Stuart Mill, el gran « des­na­tu­ra­li­za­dor » de esa doc­tri­na. Cfr. J. Moli­na, « Pri­mat du poli­tique et poli­tique de la culture dans la pen­sée libé­ral », en Catho­li­ca, nº 83, 2004. )) . Tam­bién resul­ta carac­terís­ti­co de su acti­tud (2) la his­pa­ni­za­ción del pen­sa­mien­to libe­ral, conse­cuen­cia de su modu­la­ción según las cir­cuns­tan­cias del genio nacio­nal o, en la ter­mi­no­logía del barón de Mon­tes­quieu [1689–1755], el deter­mi­nis­mo del milieu. Trá­tase, en cual­quier caso, de una acti­tud no decla­ra­da expre­sis ver­bis. En este sen­ti­do, Dal­ma­cio Negro es el autor de una suges­ti­va his­to­ria espi­ri­tual del libe­ra­lis­mo español, en la que rei­vin­di­ca la « tra­di­ción españo­la del gobier­no limi­ta­do », sobre el supues­to de que el libe­ra­lis­mo es « la ideo­logía polí­ti­ca cohe­rente con el cris­tia­nis­mo en las condi­ciones del mun­do moder­no y contem­porá­neo » ((Véase D. Negro, El libe­ra­lis­mo en España. Madrid, Unión Edi­to­rial, 1988, p. 12. En la mis­ma pági­na puede leerse que « esta concep­ción des­can­sa fun­da­men­tal­mente en la idea cris­tia­na según la cual todo hombre es libre por su condi­ción de ser crea­do a ima­gen y seme­jan­za de Dios y que posee, por ende, a dife­ren­cia de los demás seres, una liber­tad natu­ral ». En otro lugar define el libe­ra­lis­mo como un « tem­po­ra­lis­mo de raíz medie­val » : Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo, p. 201.)) . Ha reco­no­ci­do, sin embar­go, que aquel libe­ra­lis­mo fue « has­ta muy entra­do el siglo [XIX], una construc­ción inte­lec­tual y bas­tante lite­ra­ria, pues ni había muchos libe­rales ni el pue­blo era (polí­ti­ca­mente) libe­ral » ((Véase D. Negro Pavón, « El Esta­do y los inte­lec­tuales españoles en el siglo XX », en Razón Españo­la, nº 124, mar­zo-abril de 2004, p. 153.))

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