Revue de réflexion politique et religieuse.

Cris­tia­nis­mo y des­ci­vi­li­za­ción de Euro­pa

Article publié le 19 Mar 2009 | imprimer imprimer  | Version PDF | Partager :  Partager sur Facebook Partager sur Linkedin Partager sur Google+

El esta­tis­mo que hoy impe­ra sugiere que lo públi­co, esfe­ra de la vida huma­na colec­ti­va consti­tui­da en otras épo­cas por lo reli­gio­so y lo ecle­siás­ti­co, es hoy lo esta­tal. Las conse­cuen­cias del pro­ce­so de esta­ti­fi­ca­ción de lo públi­co, como Negro Pavón pone de mani­fies­to, podrán sor­pren­der a más de uno. De entra­da, la cri­sis de lo públi­co ecle­siás­ti­co, confir­ma­da histó­ri­ca­mente por el Esta­do sur­gi­do de la Revo­lu­ción, es uno de los moti­vos últi­mos de la pér­di­da de la liber­tad en el mun­do contem­porá­neo. Por otro lado, la expro­pia­ción de lo públi­co por el Esta­do nación da razón de un hecho que, de lo contra­rio, resul­taría inex­pli­cable : la pre­ca­rie­dad de la recu­pe­ra­ción de la liber­tad desde la Revo­lu­ción fran­ce­sa ((Véase D. Negro, La tra­di­ción libe­ral y el Esta­do, p. 105.)) . Mas la Igle­sia « cus­to­dia mal que bien el êthos euro­peo » ((Véase D. Negro, Lo que Euro­pa debe al cris­tia­nis­mo, p. 81.)) , por lo que cabría pre­gun­tarse si no traerá pren­di­da la « pri­va­ti­za­ción » de la reli­gión que esta últi­ma « se apar­ta del Esta­do des­le­gi­timán­do­lo » ((Véase D. Negro, op. ult. cit., p. 165, nota 119.)) .

Ideas y for­mas euro­peas

El hori­zonte en el que es pre­ci­so contem­plar estas medi­ta­ciones del pro­fe­sor Negro es el de la posi­bi­li­dad, has­ta la fecha inédi­ta, de una cultu­ra irre­li­gio­sa. ¿Estará « el por­ve­nir de Euro­pa en una nue­va civi­li­za­ción sin reli­gión » ? ((D. Negro, «¿Qué Euro­pa ? ¿Qué España ? », loc. cit., p. 345.))  ¿Se alte­rarán has­ta ese pun­to las creen­cias cris­tia­nas, sien­do sus­ti­tui­das por otros modos de ins­ta­la­ción vital ? ((Cfr. D. Negro, Lo que Euro­pa debe al Cris­tia­nis­mo, p. 89.))  ¿Qué papel desem­peñarán final­mente las igle­sias ? ¿Par­ti­ci­parán « acti­va­mente en la latente lucha por la cultu­ra, que en este caso es tam­bién la lucha por la fe cris­tia­na, o se limi­tarán, como la gran masa, a hacer de espec­ta­dores en la contien­da que, si la fe cris­tia­na conser­va todavía en Euro­pa sufi­ciente vita­li­dad, pro­ba­ble­mente se ave­ci­na » ? ((Véase D. Negro, op. ult. cit., p. 191.))  Aun reco­no­cien­do que nin­gu­na civi­li­za­ción ha sido ni será jamás, en su ple­ni­tud, cris­tia­na, difí­cil­mente podrá dejarse a un lado que durante mucho tiem­po la his­to­ria de Euro­pa ha sido la his­to­ria de sus ideas reli­gio­sas ((Véase D. Negro, op. ult. cit., pp. 193 y 86.)) . « La rea­li­dad de la deca­den­cia del cris­tia­nis­mo, aunque pue­da ser momentá­nea », no admite dis­cu­sión. Que ese esta­do pue­da ser rever­sible todavía des­pués la tri­bu­la­ción (« momen­to de pur­ga » del cris­tia­nis­mo) o que, even­tual­mente, pue­da sub­sis­tir Euro­pa sin reli­gión, aunque deje de ser ella mis­ma, son aporías histó­ri­cas que el autor se limi­ta a plan­tear.
Ene­mi­go de las pro­fecías, tal vez consi­de­ra más efi­caz una inves­ti­ga­ción sis­temá­ti­ca sobre los ele­men­tos que han confi­gu­ra­do el espí­ri­tu euro­peo a tra­vés de los siglos. Conse­cuente con su voca­ción inte­lec­tual, Negro Pavón, sin áni­mo exhaus­ti­vo, enu­me­ra « algu­nas ideas que, actuan­do en el sub­sue­lo como ideas-creen­cias, ideas-madre, han resul­ta­do deci­si­vas en la confi­gu­ra­ción de Euro­pa », has­ta el pun­to de que « sin ellas, su civi­li­za­ción resul­ta incom­pren­sible al for­mar parte de sus pre­su­pues­tos » ((Véase D. Negro, op. ult. cit., p. 195.)) . Aunque en el desar­rol­lo de la III parte de su libro no lo recal­ca ade­cua­da­mente, la dis­tin­ción pos­tu­la­da entre for­mas e ideas tiene enorme inter­és. Así, entre las pri­me­ras, el autor seña­la fun­da­men­tal­mente tres : la fami­lia, el Esta­do y la Igle­sia. La enu­me­ra­ción de las ideas es más pro­li­ja : la reli­gión, la crea­ción, la tras­cen­den­cia, la infi­ni­tud, la His­to­ria, el pro­gre­so, la razón, el lai­cis­mo, la jus­ti­cia, la liber­tad, la igual­dad, el tra­ba­jo la demo­cra­cia, la cien­cia, la téc­ni­ca y el opti­mis­mo y la digni­dad huma­na. Que­dan fue­ra de su aná­li­sis la polí­ti­ca como « for­ma de acti­vi­dad pecu­liar que sólo ha pren­di­do en Euro­pa » ((Véase D. Negro, La tra­di­ción libe­ral y el Esta­do, p. 21.)) , la idea de la repre­sen­ta­ción o for­mas super­iores de la vida euro­pea como la pro­pie­dad, el mer­ca­do o la Uni­ver­si­dad. La ausen­cia de esta últi­ma en el estu­dio sis­temá­ti­co lla­ma espe­cial­mente la aten­ción, pues uno de los pre­su­pues­tos de la his­to­rio­grafía polí­ti­ca de Negro Pavón es pre­ci­sa­mente la quie­bra de la auc­to­ri­tas en la moder­ni­dad. Sien­do la auc­to­ri­tas un « saber social­mente reco­no­ci­do » (Á. d’Ors), su reser­vo­rio fue durante siglos la Uni­ver­si­dad, que ante todo consti­tuyó « una for­ma de vida » ((Tam­bién en el caso de la Uni­ver­si­dad, que no se entiende en su ori­gen fue­ra de la matriz ecle­siás­ti­ca, coin­cide el pro­ce­so de su esta­ti­fi­ca­ción –apa­ri­ción de las Uni­ver­si­dades esta­tales o públi­cas– con la pér­di­da de su auc­to­ri­tas. Véase R. Fernán­dez-Car­va­jal, Tomás de Aqui­no o la Uni­ver­si­dad como for­ma de vida. Secre­ta­ria­do de Publi­ca­ciones de la Uni­ver­si­dad de Mur­cia, 1993.)) . Otras for­mas euro­peas, como por ejem­plo el Dere­cho roma­no (el ius) y el Impe­rio (la « vía roma­na de Euro­pa »), son tra­ta­das bajo la rúbri­ca de la « cultu­ra gre­co­la­ti­na », bajo la cual se estu­dia tam­bién la metafí­si­ca grie­ga.
Por varios concep­tos nos encon­tra­mos ante un libro impor­tante, pro­lon­ga­ción, desde otra pers­pec­ti­va, de una obra rica en suge­ren­cias. De una for­ma u otra, la quin­tae­sen­cia de estas pági­nas responde a dos tesis fun­da­men­tales : que el Esta­do se ha conver­ti­do hoy en la razón fun­da­men­tal de la des­ci­vi­li­za­ción de Euro­pa y que las raíces espi­ri­tuales de lo que se entiende por « cultu­ra o civi­li­za­ción euro­pea » son consti­tu­ti­va­mente cris­tia­nas.

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